El neoexpresionismo es un movimiento pictórico surgido a finales de los años setenta y principios de los años ochenta en Alemania, desde donde se extendió por el resto de Europa y Estados Unidos.
Fuertemente vinculado a la transvanguardia italiana y la figuración libre francesa, este estilo surgió como una reacción contra el minimalismo y el arte conceptual que predominaron durante los años setenta. El neoexpresionismo se caracteriza por su agresividad, sus descarnados temas, la forma en que estos son tratados y el uso de imágenes fácilmente reconocibles como el cuerpo humano, generalmente dibujadas de manera muy burda.
El neoexpresionismo destaca por obras de gran tamaño, con una técnica agresiva: el "dripping", pinceladas gestuales aplicadas violentamente sobre la tela. Generalmente son obras figurativas, aunque sin rechazar la abstracción. Utilizan gamas cromáticas amplias, con intensos contrastes cromáticos. Es el primer movimiento de posguerra alemán que se enfrenta a su propia historia, asumiendo el vacío de la época nazi, a la cual ironizan y ridiculizan.
En Estados Unidos, específicamente en Nueva York, se difundió con gran éxito la obra de los neoexpresionistas alemanes, ejerciendo una gran influencia sobre los artistas neoyorquinos, los cuales retoman este estilo; sin embargo, en los Estados Unidos los artistas desarrollan planteamientos estéticos muy diferentes unos de otros, creando una obra menos homogénea que la alemana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario